miércoles, 14 de mayo de 2014

Etnosur



Historia relatada por los organizadores de Etnosur:

Esta es la historia de un sueño, de una aventura. Eso que uno imagina muchas veces a lo largo del tiempo, lo piensa e idealiza, lo teje y desteje con la seguridad de que muy difícilmente será posible. ¡Pero qué bonito sueño! ¿Será verdad eso de que cuando uno piensa y desea algo de corazón, se hace realidad?
Pues sí. Fue hacia el verano del 96. El siglo pasado, ¡qué cosas! Una casual conversación, en el lugar y con los oyentes adecuados, desencadenó una serie de causalidades que nos llevaron hasta Alcalá la Real. Allí encontramos a la persona que creyó y apoyó el nacimiento del festival. Era el alcalde, Juan Rafael Canovaca, que escuchó, meditó y, algún tiempo después, nos dijo que adelante.
Desde el principio quisimos que Etnosur fuera un encuentro cultural gratuito. Pretendíamos que, antes que nadie, fueran los propios alcalaínos los que decidieran si querían o no ese concepto de festival. Y es que no queríamos hacer un festival de música, sino con música. Queríamos que estuviera abierto a muchas disciplinas artísticas, a todos los sabores y olores. Un festival sin fronteras.
El viernes 18 de julio de 1997, con una mesa redonda sobre Derechos humanos y racismo, comenzó el primer Etnosur, celebrado prácticamente en el centro del pueblo. El cierre lo puso el maestro Djavan el domingo 20. Ya entonces tuvieron lugar los primeros espectáculos infantiles, los talleres, la artesanía, las comidas… y empezó a crearse la familia Etnosur. Con los habitantes de Alcalá la Real y con aquellos que -por entonces poquitos- descubrieron un agradable lugar de encuentro y de aprendizaje en el corazón de Andalucía.
El año siguiente comenzamos a abrir el festival. Conciertos, comidas y artesanos ocuparon el recinto ferial en busca de más espacio, pensando que vendría más gente. Y así ocurrió. La familia crecía. Nosotros mismos empezamos a conocer e incorporar a más personas al equipo del festival. Estábamos consiguiendo lo que en principio soñamos: que todo tipo de público pudiera convivir, aprender y disfrutar. Amparanoia fue profeta en su tierra y al año siguiente gozamos con Baaba Maal, Mari Boine o Trilok Gurtu. Seguíamos creciendo en público y en equipo, dando forma entre todos a eso que llamamos el “espíritu Etnosur”.
Afortunadamente, a la confianza y al entusiasmo del Ayuntamiento se fueron uniendo otras entidades públicas y privadas. De esa forma conseguimos seguir creciendo sin perder la gratuidad.
Se fueron sumando más artistas, actividades y escenarios: los cuentos, el cine, el vídeo documental, la escenografía, la etnoteca, la guardería infantil nocturna (a la que pusimos el nombre de “Atrapasuetños”), el teatro, el silo, la fortaleza de la Mota, la Casa Pineda, y nuestras queridas residencias de la SAFA y de El Coto. En definitiva, conseguimos acercarnos a la estructura ideada: muchas actividades en diferentes lugares de la población durante el día, y por la noche todos al Recinto Ferial y al colegio Alonso Alcalá. Vaya nuestro agradecimiento a todas las personas y entidades que nos han permitido, durante unos días, ocupar sus instalaciones. Y aquí estamos, en este comienzo de siglo tan complicado y esperanzador. La verdad es que cuando iniciamos este camino no pensábamos llegar tan lejos. No hemos imaginado el futuro; hemos intentado aprender del pasado y concentrarnos únicamente en el presente para mimar y empujar esta aventura colectiva. Tal vez por eso, entre todos (público, equipo y artistas) hemos ido creando este encuentro anual tan fascinante, tan lleno de vida y corazón.
Nos sentimos -en plural porque todos formamos parte de Etnosur- particularmente satisfechos de la capacidad de convocatoria alcanzada. Hemos pasado de unos cientos a muchos miles de personas, pero el impulso inicial no ha cambiado. Queríamos que fuera para todos los públicos, para los de dentro y para los que recorren cientos de kilómetros cada mes de julio para acercarse a Alcalá la Real, y lo hemos conseguido. Ese era el sueño del sueño: grandes y pequeños, cercanos y lejanos compartiendo disfrute, sentimientos y aprendizaje.”

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