Noche de San Juan (Alcalá la Real)
Quema de la Bruja
Vípera de San Juan (23 de junio)
Con la llegada del ocaso, empiezan a aparecer los primeros vecinos y visitantes en la Placeta de San Juan esperando la media noche (alrededor de las 23:00 horas ) para contemplar la Quema de la Bruja (confeccionada en trapo) por los miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Salud. Ésta desciende una y otra vez desde la torre del campanario hasta la plaza donde está la hoguera y es quemada entre efectos de sonidos y luces.
Anteriormente a la quema de la bruja se realizan una serie de actos en el barrio de San Juan que son los siguientes:
- Eucaristía: celebrada a las 20:30 horas por el párroco
- Aproximadamente sobre las 21:00 horas sale la procesión de la imagen de San Juan Bautista que recorre las calles del barrio acompañado por la Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Salud.
Para finalizar se invita a todos los asistentes a Vino del terreno y ponche (sangría).
Esta festividad tiene su origen en el año 1986 gracias a la iniciativa particular de Rafael García Medina quien se muestra confiado en que esta tradición permanezca para siempre entre los Alcalaínos/as.
Lo mejor de Alcalá la Real
martes, 17 de junio de 2014
miércoles, 14 de mayo de 2014
Historia de la Secretaria alcalaina

La idea era la de cocinar un arroz caldoso con su sofrito, su pollo, sus verduras y su aceite de oliva. Pero cuando el guisandero o cocinero, que resultó ser secretario del Ayuntamiento de Alcalá la Real de entonces, vio que se le había olvidado el arroz, surgió otra idea.
La esposa del improvisado cocinero (la secretaria, como se le llamaba por la profesión de su marido) propuso que se comiera así, sin el ingrediente principal y sin caldo, algo a lo que el resto de comensales aceptó de inmediato dado la premura de tiempo. Así fue como nació este plato tan popular en nuestra tierra y tan exquisito.
Ingredientes (para 6 personas)
1
pollo campero grande de unos 3 ó 4 kilos de peso aproximadamente. 2
vasos de aceite de oliva. 2 hojas de laurel. 2 cebollas grandes. 6
dientes de ajo. 1 vaso de vino blanco. 2 higaditos de pollo. 250 gramos
de pimientos morrones en conserva. 150 gramos de guisantes en conserva.
500 gramos de tomate natural. 150 gramos de jamón serrano. 2 cucharillas
de pimienta negra molida. 2 sobres de colorante alimenticio amarillo.
Azafrán en hebra. Sal
Preparación
Ponemos
el aceite de oliva a calentar y echamos el jamón serrano cortado a
trocitos. Se incorpora el pollo troceado, las hojas de laurel, la
pimienta y la sal para marear junto con el jamón.Cuando el pollo está frito se le pone el vino y se deja reducir. Aparte, se sofríen los ajos, la cebolla troceada, los higaditos de pollo, la mitad de los guisantes y la mitad de los pimientos morrones.
Cuando está todo pochado y los higaditos están fritos, se sacan éstos y se trituran con el azafrán en hebra. Este triturado se le añade al guiso con un chorrito de agua y los tomates triturados.
Se deja que cocer todo el conjunto hasta que el pollo esté tierno y la salsa haya reducido. Cuando esté terminado se le añade, por ultimo, los restos de los guisantes y de los pimientos morrones troceados.
TORRIJAS
TORRIJAS
-750gr
de pan
- 1 litro de leche
- 100gr de azúcar
- 2 ramas de canela
- Aceite de oliva
- 2 Huevos batidos
- Canela en polvo y azúcar
- 1 litro de leche
- 100gr de azúcar
- 2 ramas de canela
- Aceite de oliva
- 2 Huevos batidos
- Canela en polvo y azúcar
Preparación:
Para preparar la tradicional receta de Torrijas lo primero que necesitamos es pan para torrijas, como segunda opción tenemos usar pan del día anteriior, lo cortamos en rebanadas de un centímetro de grosor más o menos.
Acto seguido hay que poner a hervir la leche, junto con las ramas de canela y el azucar. Despues dejamos enfriar y vamos a usar esta leche para empapar todas las rebanadas de pan.
Una vez
empapadas, pasaremos cada una de estas rebanadas por el huevo batido
(en un plato) para después freirlas en una buena sartén con
abundante aceite de oliva. Para preparar la tradicional receta de Torrijas lo primero que necesitamos es pan para torrijas, como segunda opción tenemos usar pan del día anteriior, lo cortamos en rebanadas de un centímetro de grosor más o menos.
Acto seguido hay que poner a hervir la leche, junto con las ramas de canela y el azucar. Despues dejamos enfriar y vamos a usar esta leche para empapar todas las rebanadas de pan.
Por ultimo, cuando las torrijas estén bien fritas, las secamos en papel secante para quitarles los excesos de aceite de oliva, le espolvoreamos o pasamos por una mezcla de canela y azúcar, y ya tenemos lista esta fabulosa receta de Torrijas.
Roscos Fritos
Los
roscos fritos es un postre típico de Alcalá La Real que se suele
preparar en la época de Semana Santa. Su receta es:
Ingredientes
para Roscos fritos caseros:
- 3 huevos
- 125 ml de aceite de oliva suave
- 150 gramos de azúcar refinado
- 1 cucharada sopera de anís en grano
- Ralladura de medio limón
- La piel de medio limón
- Azúcar y canela para rebozarlos
Preparación:
Separar
las claras de las yemas y montarlas sin que estén duras. Poner en un
bol grande, la harina en forma de volcan, añadir el aceite, la
leche, las yemas de los huevos y el azucar.
- Mezclar los ingredientes con una espátula, añadir la ralladura de limón y de naranja y mezclar con la masa.
- Poner en un bol las claras montadas, ir añadiendo la masa de harina, hasta integrarla toda. A continuación poner la levadura tamizaday volver a mezclar los ingredientes.
- Espolvorear el marmol de la cocina con harina y depositar la masa encima. Empezar a trabajar la masa con las manos (aconsejo ponerse guantes finos, para trabajar mejor ).
- Ir añadiendo harina a medida que se vaya pegando en el marmol y volver a amasar. Repetir la operación tantas veces como sea necesario hasta que la masa no se pegue. Machacar los granos de anís en el mortero y añadir a la masa, volviendo a trabajarla .
- Hacer una bola con la masa y taparla con un paño de cocina, reservarla en lugar seco y que no le toque el aire, unas dos horas.
- Quitar el paño de la masa y volver a trabajarla un poco más. Cortar tiras de masa y ir formando los roscos, yo los hago grandes porque pequeños serian rosquillas.
- Poner el aceite en una cazuela, poner las tiras de piel de medio limón para aromatizar el aceite. Una vez esté caliente ir poniendo roscos en cantidades pequeñas, ya que al freirlos aumentan de volumen .
- Dorarlos bién a fuego medio para que no se quemen. A medida que se van sacando del aceite, se ponen encima de papel de cocina, para que absorba el aceite sobrante.
La Candelaria
La
Candelaria es celebrada en nuestro pueblo y alrededores el día dos
de febrero. Su origen fue así:
Inicialmente
la fiesta de la Candelaria o de la Luz tuvo su origen en el Oriente
con el nombre del Encuentro,
posteriormente se extendió al Occidente en el siglo
VI,
llegando a celebrarse en Roma con un carácter penitencial.Aunque
según otros investigadores, esta fiesta tuvo su origen en la antigua
Roma,
donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las
Lupercales.
Esta celebración se unió más tarde a la liturgia de la
Presentación
de Jesús en el Templo,
asociada a los cirios,
antorchas
y
candelas
encendidas
en las manos de los fieles.
Su
fiesta se celebra, según el calendario o santoral
católico,
el 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación
del Niño Jesús
en
el Templo
de Jerusalén(Lc2;22-39)
y la purificación de la Virgen María después del parto, para
cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo
Testamento (Lev12;1-8).
La
fiesta es conocida y celebrada con diversos nombres: la Presentación
del Señor, la Purificación de María, la fiesta de la Luz y la
fiesta de las Candelas; todos estos nombres expresan el significado
de la fiesta. Cristo
la
Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo viene a iluminar a
todos como la vela o las candelas, de donde se deriva el nombre de
Candelaria.
Etnosur
Historia
relatada por los organizadores de Etnosur:
“Esta
es la historia de un sueño, de una aventura. Eso que uno imagina
muchas veces a lo largo del tiempo, lo piensa e idealiza, lo teje y
desteje con la seguridad de que muy difícilmente será posible.
¡Pero qué bonito sueño! ¿Será verdad eso de que cuando uno
piensa y desea algo de corazón, se hace realidad?
Pues
sí. Fue hacia el verano del 96. El siglo pasado, ¡qué cosas! Una
casual conversación, en el lugar y con los oyentes adecuados,
desencadenó una serie de causalidades que nos llevaron hasta Alcalá
la Real. Allí encontramos a la persona que creyó y apoyó el
nacimiento del festival. Era el alcalde, Juan Rafael Canovaca, que
escuchó, meditó y, algún tiempo después, nos dijo que adelante.
Desde
el principio quisimos que Etnosur fuera un encuentro cultural
gratuito. Pretendíamos que, antes que nadie, fueran los propios
alcalaínos los que decidieran si querían o no ese concepto de
festival. Y es que no queríamos hacer un festival de música, sino
con música. Queríamos que estuviera abierto a muchas disciplinas
artísticas, a todos los sabores y olores. Un festival sin fronteras.
El
viernes 18 de julio de 1997, con una mesa redonda sobre Derechos
humanos y racismo, comenzó el primer Etnosur, celebrado
prácticamente en el centro del pueblo. El cierre lo puso el maestro
Djavan el domingo 20. Ya entonces tuvieron lugar los primeros
espectáculos infantiles, los talleres, la artesanía, las comidas…
y empezó a crearse la familia Etnosur. Con los habitantes de Alcalá
la Real y con aquellos que -por entonces poquitos- descubrieron un
agradable lugar de encuentro y de aprendizaje en el corazón de
Andalucía.
El
año siguiente comenzamos a abrir el festival. Conciertos, comidas y
artesanos ocuparon el recinto ferial en busca de más espacio,
pensando que vendría más gente. Y así ocurrió. La familia crecía.
Nosotros mismos empezamos a conocer e incorporar a más personas al
equipo del festival. Estábamos consiguiendo lo que en principio
soñamos: que todo tipo de público pudiera convivir, aprender y
disfrutar. Amparanoia fue profeta en su tierra y al año siguiente
gozamos con Baaba Maal, Mari Boine o Trilok Gurtu. Seguíamos
creciendo en público y en equipo, dando forma entre todos a eso que
llamamos el “espíritu Etnosur”.
Afortunadamente,
a la confianza y al entusiasmo del Ayuntamiento se fueron uniendo
otras entidades públicas y privadas. De esa forma conseguimos seguir
creciendo sin perder la gratuidad.
Se
fueron sumando más artistas, actividades y escenarios: los cuentos,
el cine, el vídeo documental, la escenografía, la etnoteca, la
guardería infantil nocturna (a la que pusimos el nombre de
“Atrapasuetños”), el teatro, el silo, la fortaleza de la Mota,
la Casa Pineda, y nuestras queridas residencias de la SAFA y de El
Coto. En definitiva, conseguimos acercarnos a la estructura ideada:
muchas actividades en diferentes lugares de la población durante el
día, y por la noche todos al Recinto Ferial y al colegio Alonso
Alcalá. Vaya nuestro agradecimiento a todas las personas y entidades
que nos han permitido, durante unos días, ocupar sus instalaciones.
Y aquí estamos, en este comienzo de siglo tan complicado y
esperanzador. La verdad es que cuando iniciamos este camino no
pensábamos llegar tan lejos. No hemos imaginado el futuro; hemos
intentado aprender del pasado y concentrarnos únicamente en el
presente para mimar y empujar esta aventura colectiva. Tal vez por
eso, entre todos (público, equipo y artistas) hemos ido creando este
encuentro anual tan fascinante, tan lleno de vida y corazón.
Nos
sentimos -en plural porque todos formamos parte de Etnosur-
particularmente satisfechos de la capacidad de convocatoria
alcanzada. Hemos pasado de unos cientos a muchos miles de personas,
pero el impulso inicial no ha cambiado. Queríamos que fuera para
todos los públicos, para los de dentro y para los que recorren
cientos de kilómetros cada mes de julio para acercarse a Alcalá la
Real, y lo hemos conseguido. Ese era el sueño del sueño: grandes y
pequeños, cercanos y lejanos compartiendo disfrute, sentimientos y
aprendizaje.”
lunes, 12 de mayo de 2014
La Fortaleza de la Mota
Uno de los motivos que figuran en el escudo de Alcalá la Real, la llave, es una clara referencia al papel que la fabulosa elevación de La Mota ha conferido a Alcalá la Real. El valor estratégico de ser puerta entre el valle del Guadalquivir y la vega granadina ha sido aprovechado desde tiempos remotos. Los primeros vestigios de la presencia humana datan del Neolítico, en el III milenio a.C.. De la época romana hay también restos como los hallados en La Tejuela, de donde destaca sobremanera una estatua de Hércules, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional.
Durante la época islámica las ventajas de este enclave fueron aprovechadas al máximo, convirtiéndose Alcalá en una importante ciudad fortificada de Al Andalus. En el siglo VII la ciudad fue fortificada, y en el siglo XI alcanzó su máximo esplendor bajo la autoridad de la familia Banu Said. Varias veces cambió de nombre, según el grupo étnico que la gobernaba, pero siempre estaba precedido por la voz árabe Qal'at, que designa a una población fortificada. Los dos primeros nombres con los que aparece citada en las fuentes son Qal`at Astalir y Qal`at Yahsub, y el último Qal`at Banu Said, clan impulsor de la cultura alcalaína y del que destacaron varios miembros en la literatura y la política. Además de esta fortaleza, la estructura defensiva se completaba con un gran número de atalayas, de las que se conservan unas quince.
Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, las luchas entre granadinos y castellanos se sucedieron por el dominio de esta plaza. Fernando III y por Alfonso X la conquistaron, pero en ambas ocasiones volvió a ser perdida. La toma definitiva en el año 1340 por Alfonso XI, dejó a éste en puertas del Reino de Granada, y siglo y medio después los Reyes Católicos partieron de aquí para la conquista de la capital nazarí. El castillo de la fortaleza fue reconstruido en el siglo XVI.
Por todo ello no es de extrañar que el lugar se convirtiera en un importante baluarte cristiano, tanto que tras la conquista se fundó una Abadía de Patronato Real, con singulares privilegios. La ciudad gozaba de estatuto especial, y sus vecinos contaban con cartas y fueros con privilegios y exenciones de tributos. El deseo expreso del monarca hizo que la por entonces Alcalá de Benzayde cambiase de nombre por última vez y se llamara Alcalá la Real.
Los principios políticos, sociales e ideológicos de la cristianización no sólo transformaron el nombre, sino también la fisonomía de la ciudad, tanto sus espacios como sus edificios. Se ampliaron las estructuras defensivas y se erigió en el arrabal viejo la iglesia de Santo Domingo de Silos, patrono de la ciudad. Al mismo tiempo comenzó la construcción, sobre los cimientos de la antigua medina, del principal símbolo político y religioso de la nueva ciudad cristiana, la Abadía.
Tras la conquista de Granada en el año 1492 la ciudad entró en una etapa de apogeo y esplendor. El rápido aumento de la población hizo que las casas desbordaran los límites de la ciudadela y la ciudad se expandiera faldas abajo de la Mota, así como por las laderas del monte de las Cruces y el monte el Llanillo, en un proceso que continuó durante los siglos siguientes hasta el abandono total del monte.
Durante la época islámica las ventajas de este enclave fueron aprovechadas al máximo, convirtiéndose Alcalá en una importante ciudad fortificada de Al Andalus. En el siglo VII la ciudad fue fortificada, y en el siglo XI alcanzó su máximo esplendor bajo la autoridad de la familia Banu Said. Varias veces cambió de nombre, según el grupo étnico que la gobernaba, pero siempre estaba precedido por la voz árabe Qal'at, que designa a una población fortificada. Los dos primeros nombres con los que aparece citada en las fuentes son Qal`at Astalir y Qal`at Yahsub, y el último Qal`at Banu Said, clan impulsor de la cultura alcalaína y del que destacaron varios miembros en la literatura y la política. Además de esta fortaleza, la estructura defensiva se completaba con un gran número de atalayas, de las que se conservan unas quince.
Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, las luchas entre granadinos y castellanos se sucedieron por el dominio de esta plaza. Fernando III y por Alfonso X la conquistaron, pero en ambas ocasiones volvió a ser perdida. La toma definitiva en el año 1340 por Alfonso XI, dejó a éste en puertas del Reino de Granada, y siglo y medio después los Reyes Católicos partieron de aquí para la conquista de la capital nazarí. El castillo de la fortaleza fue reconstruido en el siglo XVI.
Por todo ello no es de extrañar que el lugar se convirtiera en un importante baluarte cristiano, tanto que tras la conquista se fundó una Abadía de Patronato Real, con singulares privilegios. La ciudad gozaba de estatuto especial, y sus vecinos contaban con cartas y fueros con privilegios y exenciones de tributos. El deseo expreso del monarca hizo que la por entonces Alcalá de Benzayde cambiase de nombre por última vez y se llamara Alcalá la Real.
Los principios políticos, sociales e ideológicos de la cristianización no sólo transformaron el nombre, sino también la fisonomía de la ciudad, tanto sus espacios como sus edificios. Se ampliaron las estructuras defensivas y se erigió en el arrabal viejo la iglesia de Santo Domingo de Silos, patrono de la ciudad. Al mismo tiempo comenzó la construcción, sobre los cimientos de la antigua medina, del principal símbolo político y religioso de la nueva ciudad cristiana, la Abadía.
Tras la conquista de Granada en el año 1492 la ciudad entró en una etapa de apogeo y esplendor. El rápido aumento de la población hizo que las casas desbordaran los límites de la ciudadela y la ciudad se expandiera faldas abajo de la Mota, así como por las laderas del monte de las Cruces y el monte el Llanillo, en un proceso que continuó durante los siglos siguientes hasta el abandono total del monte.
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